02 septiembre 2013

El Matrimonio Cristiano


Lee Génesis 2:18-25; Marcos 10:7-9; Efesios 5:22-25; Mateo 5:27 30; 2 Corintios 3:18.
Dentro de la vida cristiana, el matrimonio juega un papel muy valioso. El matrimonio debe ser visto desde el punto de vista bíblico porque es una institución divina que debe resultar en bendición para el hombre.
Para llegar a ello es necesario seguir los preceptos establecidos por Dios. Esa es la razón por la cual para muchas personas el matrimonio no es una bendición. Por el contrario el enemigo de Dios ha pervertido este santo vínculo del matrimonio. Te invitamos a reflexionar en este tema tan importante para nuestras vidas. Que Dios te bendiga querido amigo.
El Matrimonio Cristiano es una institución creada por Dios.
Dios creó el matrimonio para ser una relación amante, mutuamente abnegada y de entrega propia. El esposo y la esposa no fueron hechos para dominarse el uno al otro.
Génesis 2:18, 21-24.
2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 2:25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Así como Dios formó a Adán del polvo, formó el cuerpo de Eva, usando una de las costillas de Adán. Dios tenía una razón para incorporar una costilla de Adán en el cuerpo de Eva. Si los dos hubieran sido creados en forma completamente separada, podría indicar que eran individuos independientes. Pero el compartir la carne de ambos indica que la intención era que fueran “una carne”.
Al crear a Eva, se dice que Dios hizo una “ayudante comparable a” Adán, una “ayuda adecuada” (BJ, NVI). ¿Qué clase de ayudante debía ser Eva? La expresión hebrea significa una ayuda que fuera la contraparte de alguien, al mismo nivel. Esto muestra que Eva debía ser un ser igual a Adán en el orden de la Creación. (Elena G. de White expresa también este concepto; ver El hogar adventista, p. 21, y Patriarcas y profetas, p. 26).
Pero con el pecado, apareció un cambio. Dios le dijo a Eva: “Tu deseo será para tu marido” Génesis 3:16. El texto solo afirma que ella debía ser subordinada a su esposo. Eva no debía estar sujeta a los hombres, en general, pues el texto solo se ocupa de la economía familiar. No tiene que ver con las relaciones de género en general. Elena G. de White nota, sin embargo, que “si los principios prescritos por la ley de Dios hubieran sido apreciados por la humanidad caída, esta sentencia, aunque era consecuencia del pecado, hubiera resultado en bendición para ellos; pero el abuso de parte del hombre de la supremacía que se le dio, a menudo ha hecho muy amarga la suerte de la mujer y ha convertido su vida en una carga” (HAd 100). ¿Qué significa entonces este versículo que trata de la subordinación?
Pablo toma el orden de la creación y lo elabora sobre el ideal posterior a la Caída para el matrimonio en Efesios 5:21-22. 5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 5:22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 
Primero nos llama a practicar la sumisión mutua (vers. 21) “sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo” (NVI)–, pero el esposo y la esposa se someterán de modos distintos. El versículo 22 sigue el pensamiento de Pablo, y literalmente dice: “Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor” (NVI). Pablo se dirige directamente a las esposas, como lo hace en Colosenses 3:18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor, donde amonesta además que la esposa debe determinar cuándo la sumisión es apropiada. Al dirigirse directamente a la esposa Pablo llama a una sumisión voluntaria de la esposa como a una igual y no a la subordinación involuntaria de una persona inferior. Pablo nunca llama a los esposos a supervisar a sus esposas a la sumisión. Si este es el caso, ¿cómo se sometería el esposo a su esposa?
Pablo explica esto en Efesios 5:25 al 29 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 5:26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. El esposo no está llamado a gobernar a su esposa sino a amarla como Cristo ama a la iglesia. Cristo ama a la iglesia con un amor que se sacrifica y se entrega a sí mismo. En lugar de usar su divinidad para dominar con su autoridad sobre la iglesia, él “se despojó [lit. “se hizo nada”] a sí mismo, tomando forma de siervo” Filipenses 2:5-7 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Para Pablo, Filipenses 2 es un código de ética para la conducta cristiana. En el matrimonio, entonces, como Cristo se vació a sí mismo de sus derechos y privilegios divinos para servirnos con sacrificio propio, así el esposo es llamado a hacer lo mismo por su esposa. Las necesidades y el bienestar de ella deberían ser más importantes para él que sus propios privilegios y conveniencias.
¡Esta es la clase de esposo a quien la esposa se puede someter con seguridad! El ideal de Dios es que ambos se sometan el uno al otro pero en formas diferentes. Cuando se practican adecuadamente, esta ordenanza posterior a la Caída, hará que el matrimonio sea una bendición para ambos.

Considera: Dios nunca tuvo la intención de que los esposos ejerzan un poder egoísta y tiránico el uno sobre el otro, aun después de la Caída. ¿En qué forma tu poder personal refleja el ejemplo de Cristo en Filipenses 2

23 agosto 2013

EL CASTIGO DE DIOS


Haz escuchado estas frases: “¡Es castigo de Dios!”, “Dios lo ha castigado”, o “Dios le ha mandado ese castigo”, bueno son frases de personas sinceras que no tienen el conocimiento verdadero de lo que significa exactamente. Para poder tener un sustento claro y verdadero del castigo de Dios que nos habla la Biblia, debemos de leerlo con mucho detenimiento y reflexión.

Muchos se han encargado de hablar del castigo de Dios sin leer el contexto, solo sacando los versículos donde se refiere el escritor del castigo de Dios, que lo hemos catalogado (me incluyo antes de ser creyente) como un Dios CASTIGADOR , que solo está pendiente de nuestras fallas para poder castigarnos, pero es totalmente al contrario a lo que nos dice en su santa palabra; leamos estos versículo para poder definir a la luz de las sagradas escrituras “el castigo de Dios”: Leamos para confirmar.:

Deuteronomio 8:5 “Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.”

Job 22:1-4 “Respondió Elifaz temanita, y dijo: ¿Traerá el hombre provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio. ¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado, O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos ¿Acaso te castiga, O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad?”


Job 5:17 “He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.”

Salmos 94:12 “Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges, Y en tu ley lo instruyes,”

Proverbios 3:11-12 “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere.”

1Corintios 11:32 “más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.”

Podemos concluir definiendo a la luz de la palabra de Dios que CASTIGO es igual a DISCIPLINA, ¿estamos de acuerdo? ¿Estamos ya más claros al respecto de lo que dice la Biblia del castigo de Dios? Él es nuestro Dios, nuestro Creador, nuestro Padre celestial y nos ama, por tal tiene que disciplinarnos a veces para ser buenos hijos.

EL PROPÓSITO DE LA DISCIPLINA

Leamos primero Hebreos 12:6-8 y 12:10.

Hebreos 12:6-8 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.”
Hebreos 12:10 “Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.”

En nuestro hogar los padres tenemos un plan definido al disciplinar a nuestros hijos, es para moldearlos, para que desarrollen su carácter. Dios también tiene un plan, la disciplina que nos da es para moldearnos al carácter de Cristo, un carácter, santo, justo y misericordioso.

La disciplina tiene entonces el propósito de educarnos.

ACTITUD FRENTE A LA DISCIPLINA

Leamos Hebreos 12:9 “Además, nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?”

Nuestra actitud frente a la disciplina debe ser de respeto, sometimiento y dependencia a Dios, si somos o nos sentimos realmente sus hijos.

La disciplina duele y muchas veces trae consecuencias permanentes, por tanto nos lleva a decirnos a nosotros mismos porque hice esto, porque esperé todavía que Dios me discipline.

¿Y podemos evitar el castigo de Dios?

Si. Leamos 1Corintios 11:31-32 “Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor,…

10 julio 2013

MUJER VIRTUOSA - Proverbios 31: 10-31


Proverbios 31: 10-31
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo.
Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida.
Buscó lana y lino, Y con voluntad labró de sus manos.
Fué como navío de mercader: Trae su pan de lejos.
Levantóse aun de noche, Y dió comida a su familia, Y ración á sus criadas.
Consideró la heredad, y compróla; Y plantó viña del fruto de sus manos.
Ciñó sus lomos de fortaleza, Y esforzó sus brazos.
Gustó que era buena su granjería: Su candela no se apagó de noche.
Aplicó sus manos al huso, Y sus manos tomaron la rueca.
Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso.
No tendrá temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hizo tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.
Conocido es su marido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hizo telas, y vendió; Y dió cintas al mercader.
Fortaleza y honor son su vestidura; Y en el día postrero reirá.
Abrió su boca con sabiduría: Y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.
Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada; Y su marido también la alabó.
Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú las sobrepujaste á todas.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: La mujer que teme á Jehová, ésa será alabada.
Dadle el fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

 
Este pasaje nos habla de varias cosas interesantes, entre ellas el hecho de que esta mujer virtuosa no solamente se ocupa de su casa y de sus hijos y de su esposo, sino que tiene otros intereses y ocupaciones.

Algunos utilizan esto para demostrar que una mujer virtuosa puede (e inclusive debe) trabajar fuera de casa. Sin embargo, esta mujer en realidad trabaja desde su casa, es decir, nunca abandona su primer deber, que es ser el centro del hogar, sino que aunado a ello, desarrolla varias otras actividades que enriquecen su vida, tanto materialmente como en satisfacción por sus logros personales.

Mientras que el esposo trabaja fuera (en este caso, se trata de una sociedad agraria, en la que la ocupación principal de él es el campo y lo relacionado con la producción agrícola, pero equivaldría a un esposo actual que trabaja en un empleo cualquiera), ella se ocupa del hogar, aunque con mucha más amplitud que una mera ama de casa.

Ella es administradora, una mujer de negocios, sabia para tomar decisiones, prudente, gana bien y tiene la libertad de disponer de sus ganancias como a ella bien le parece. Asimismo, supervisa y planea. Su responsabilidad es grande, pero su capacidad para enfrentarla también lo es.

El subtitulo para esta porción, Elogio de la mujer virtuosa (en la Biblia Reina-Valera Revisión 1960), nos da una idea de que lo que ella hace está bien hecho y es digno de ser alabado. La actitud de esta mujer es un ejemplo para toda mujer cristiana que desee desempeñar su papel de madre, ama de casa y esposa correctamente.

Desde el inicio (versículo 10) se nos muestra cuán difícil es para el hombre hallar una mujer así, y para la mujer, ser así. Una mujer de este talante vale su peso en oro, literalmente en piedras preciosas.

Su esposo entiende la valía de ella, y confía plenamente en sus capacidades, ya que ella ha demostrado ser merecedora de toda confianza por la inalterable lealtad que tiene hacia a su esposo y sus intereses. Pero esta confianza ella la ha ido ganando a pulso, a través del tiempo, y continúa en crecimiento. Además ha demostrado ser capaz de aumentar la prosperidad de él en el frente del hogar. El dinero que él le da y el que ella gana lo invierte bien, obteniendo ganancias que en el terreno económico traen seguridad a la familia.

Para ella, trabajar con sus manos es un placer: no teme “ensuciarse las manos”. Trabaja no solamente con diligencia, sino también con buena voluntad, sabiendo que sus esfuerzos están bien empleados. No hace las cosas porque la obligan, sino porque desea hacerlas. Su motivación es el amor que le tiene a su esposo, a sus hijos y a su hogar, por lo que se siente feliz haciendo lo que hace.

En ocasiones sus ocupaciones la alejan de casa, pero no por eso descuida sus deberes ni abandona a su familia. De hecho, no trabaja sola, sino que tiene criadas a las que ha adiestrado y a las que delga gran parte de los quehaceres domésticos, sabiendo que los harán bien, pues no deja de supervisarlas. Además, trata con amabilidad a sus sirvientes, asegurándose de que no les falte nada, por lo que se ha ganado la lealtad de ellos.

Su sagacidad para hacer tratos ventajosos es tal, que tiene dinero suficiente para comprar tierras. Pero no compra sólo por hacerse de más posesiones, sino viendo la manera en que estas nuevas inversiones produzcan a su vez. Probablemente uno de sus intereses es proveer de más empleos a la gente de la localidad, así que su prosperidad no es egoísta, sino que se extiende a todo el ámbito en el que vive.

Como todo ser humano, se cansa, pero saca fuerzas de donde puede para proseguir, pues se deleita en ver lo bien que van sus negocios.

Es una mujer femenina, a pesar de su asertividad y su arrojo; y en sus ratos de descanso, continúa laborando, aunque en ocupaciones más pausadas, pero igualmente productivas. Su día no termina temprano, pues entre más cosas haga, mayores serán sus satisfacciones. No le gusta estar ociosa.

A pesar de que tiene mucho en qué ocuparse, y que es rica, no olvida que hay personas que están necesitadas, y de sus mismas ganancias reparte a los pobres, mostrando así su compasión y su lado humano.

Es una mujer precavida, que no espera a que llegue el invierno para pensar en mantener caliente a su familia: se anticipa a las necesidades, y nunca se encuentra con que algo le falta.

También es una mujer consciente de su posición, pues se viste a la altura de su rango, especialmente porque desea agradarle a su marido, y para no desmerecer ante la gente que está al tanto de lo que ella hace, puesto que su carácter y sus acciones se reflejan en su esposo, que tiene una buena reputación por sí mismo y gracias a ella también.

Es una mujer reconocida por sus cualidades, entre las cuales se encuentra el honor, la fuerza, la sabiduría, la previsión, la clemencia, y la toma de decisiones acertadas, además de muchas otras ya mencionadas.

Su esposo y sus hijos la alaban, se sienten orgullosos de ella, y la aman por lo que es y la aprecian por lo que vale. Pero el secreto de todo su valor es que su corazón está cimentado en una relación con Dios, a Quien reconoce como la fuente de todo lo que ella tiene y todo lo que ella es. Es este reconocimiento de Quién es el Señor el que permite que ella se comporte como una mujer verdaderamente virtuosa, porque su virtud está íntimamente ligada con el Poseedor de todas las virtudes. La vida de ella solamente es una demostración de lo que el conocimiento personal de Dios puede hacer en una persona que está dispuesta a vivir su vida como El quiere que la viva.

Una mujer así vale más que las demás porque su atención no está en las cosas materiales ni en su propia hermosura, sino en agradar al Señor. No es imposible ser como ella, antes bien, está al alcance de toda mujer que ponga a Dios en primer lugar en su vida, y acomode el resto de sus prioridades alrededor de El, en el orden correcto de acuerdo al diseño de Dios. Sus hechos hablarán a grandes voces acerca de lo que está en su corazón. Al fin y al cabo, "la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:26), y las obras realizadas por la razón equivocada no valen nada.

Que la motivación de nuestra vida sea hacer las cosas de la manera que le agraden a Dios, sabiendo que hacer Su voluntad es la mejor manera de vivir y contarnos dichosas. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Col 3:23,24).

04 julio 2013

CABEZA O COLA


"Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, "  Deuteronomio 28:13 

Hay un refrán que dice "mas vale ser cabeza de ratón que ser cola de león". Claro, el ratón a pesar de su tamaño hace mas mucho mas con su cabeza que lo puede hacer el león con su cola, ¿no es cierto?, pero además de hecho que ha nadie le gustaría ser cola. Hermanos queridos lo maravilloso de toda nuestra existencia, es que el mismo Dios, nuestro creador, el rey de reyes, nos manda ser "cabeza y no cola", por eso olvídate de ser un cristiano cabizbajo con temor, olvídate de ser un cristiano pobre que solo puede vivir de limosnas o de sueldos irrisorios, Dios no quiere esa clase de cristianos, sabes ¿porque? Porque así no podremos llevar el mensaje de esperanza, de paz y de salvación que Dios nos ofrece a todos, vamos a venir a nuestras iglesias, vamos a saber la palabra de Dios pero vamos a vivir escondiéndonos, con temor a predicar su palabra y es más los que aún no conocen a Dios y sus promesas van a decir yo no quiero ser como ese "cristiano", triste, cabizbajo que solo sabe ir a la iglesia pero que no progresa o mejor dicho no quiere progresar, daríamos un mal ejemplo de Hijos de Dios, de príncipes hijos del Rey de Reyes, Señor de Señores. El cristiano verdadero ha sido llamado a tener una vida victoriosa y no una vida con derrota, leamos lo que nos dice Pablo en Romanos 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Esto nos quiere decir que hasta en los momentos más difíciles de nuestra vida somos más que vencedores. Si mis hermanos, somos más que vencedores hasta en esas situaciones de aflicción, pero para serlo hay una condición que debemos cumplir.
El pueblo de Israel cuando obedeció a Dios en todo, fue siempre un pueblo triunfador, pero cuando regresó a adorar falsos ídolos o cuando desobedecía a Dios dejaba de ser cabeza, dejó de ser un pueblo triunfador. La condición para ser vencedores, para ser cabeza y no cola es ser obedientes a Dios, a no vivir nosotros  sino que nuestro Señor Jesucristo viva dentro de nosotros asi como dice en Galatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;... Esto nos hace estar sujetos a Dios y que El luche por nosotros.
Hoy el pueblo de Israel somos nosotros, mis hermanos, somos el Israel espiritual y hemos sido llamados hasta para derrotar a Satanás con las armas que nos proporciona nuestro Dios (leamos Efesios 6:14-18)
En conclusión si alguno quiere ser cabeza, ser un vencedor en todo lo que para bien se proponga, tiene que permanecer en la Palabra de Dios, y obedecerlo sin cuestionarlo, sin desviarnos de su camino, ni a la derecha ni a la izquierda, veamos lo que nos dice Deuteronomio 28:14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, ... El Señor es claro, es directo porque el sabe que lo que quiere el Diablo es que tu y yo seamos cola, no cabeza, el quiere que vivamos atemorizados, con miedo, sin saber para donde ir, y claro el nos atemoriza así como Goliat lo hizo con el pueblo de Israel. El sabe que un pueblo con temor no avanza, no lidera, da un falso testimonio. David derrotó a Goliat, eso todos lo sabemos pero el secreto de su triunfo sobre el gigante fue sencillo, David obedecía y alababa a Dios todos los días, hablaba con El en todo momento, estaba sujeto a El, Dios era la razón de sus existir.
Las palabra de Dios nos insta primeramente, buscar el reino de Dios y su justicia, esto quiere decir hacer por sobre todo su voluntad, cuando esto suceda Dios abrirá la ventana de los cielos para sus hijos fieles.

Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
Deuteronomio 28:2

17 junio 2013

LA LEY DE LA DIOS - Los 10 mandamientos


Leemos Exodo 20:1-17 
20:1Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
20:2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
20:6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
20:7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
20:8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
20:9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
20:10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
20:11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
20:12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
20:13 No matarás. 

20:14 No cometerás adulterio.
20:15 No hurtarás.
20:16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 

Muchos maestros religiosos aseguran que Cristo, por su muerte, abolió la Ley. Algunos la presentan como un yugo pesado y, en contraste con la “esclavitud” de la Ley, presentan la “libertad” que ha de gozarse bajo el evangelio.
Pero los profetas y los apóstoles no consideraron de esta manera la santa ley de Dios. Dijo David: “Andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos” (Salmo 119:45). El apóstol Santiago se refiere al Decálogo como “la perfecta ley, la de la libertad” (Santiago 1:25). El revelador de Patmos pronuncia una bendición sobre los que “guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14, RVA).
Si hubiera sido posible que la Ley fuera cambiada o anulada, Cristo no habría necesitado morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado.
El Hijo de Dios vino a engrandecer la Ley y hacerla honorable (Isaías 42:21). Él dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley... De cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley” (S. Mateo 5:17, 18). Con respecto a sí mismo, declaró: “El hacer
tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:8).
La ley de Dios es inmutable porque es una revelación del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. “El cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10). Dijo el salmista: “Tu ley [es] la verdad”; “todos tus mandamientos son justicia” (Salmo 119:142, 172). Y San Pablo declara: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).
Una ley semejante debe ser tan eterna como su Autor.
La obra de la conversión y la santificación consiste en reconciliar a los hombres
con Dios, poniéndolos en armonía con los principios de su Ley. En el principio, el hombre estaba en perfecto acuerdo con la ley de Dios. Pero el pecado lo apartó de su Hacedor.
Su corazón estaba en guerra con la ley de Dios. “Los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Pero “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”, para que el hombre pudiera ser reconciliado con Dios, restaurado a la armonía con su Hacedor.

Este cambio es el nuevo nacimiento, sin el cual nadie “puede ver el reino de Dios” (S. Juan 3:16, 3).