Lee Génesis 2:18-25; Marcos 10:7-9; Efesios 5:22-25; Mateo 5:27 30; 2 Corintios 3:18.
Dentro de la
vida cristiana, el matrimonio juega un papel muy valioso. El matrimonio debe
ser visto desde el punto de vista bíblico porque es una institución divina que
debe resultar en bendición para el hombre.
Para llegar a
ello es necesario seguir los preceptos establecidos por Dios. Esa es la razón
por la cual para muchas personas el matrimonio no es una bendición. Por el
contrario el enemigo de Dios ha pervertido este santo vínculo del matrimonio.
Te invitamos a reflexionar en este tema tan importante para nuestras vidas. Que
Dios te bendiga querido amigo.
El Matrimonio
Cristiano es una institución creada por Dios.
Dios creó el
matrimonio para ser una relación amante, mutuamente abnegada y de entrega
propia. El esposo y la esposa no fueron hechos para dominarse el uno al otro.
Génesis 2:18, 21-24.
2:18
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea
para él. 2:19 Jehová Dios
formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y
las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán
llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de
los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea
para él. 2:21 Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de
sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la
trajo al hombre. 2:23 Dijo
entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será
llamada Varona, porque del varón fue tomada. 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne. 2:25 Y
estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Así como Dios
formó a Adán del polvo, formó el cuerpo de Eva, usando una de las costillas de
Adán. Dios tenía una razón para incorporar una costilla de Adán en el cuerpo de
Eva. Si los dos hubieran sido creados en forma completamente separada, podría
indicar que eran individuos independientes. Pero el compartir la carne de ambos indica que la intención era que fueran
“una carne”.
Al crear a
Eva, se dice que Dios hizo una “ayudante comparable a” Adán, una “ayuda
adecuada” (BJ, NVI). ¿Qué clase de ayudante debía ser Eva? La expresión hebrea
significa una ayuda que fuera la contraparte de alguien, al mismo nivel. Esto
muestra que Eva debía ser un ser igual a Adán en el orden de la Creación.
(Elena G. de White expresa también este concepto; ver El hogar adventista, p.
21, y Patriarcas y profetas, p. 26).
Pero con el pecado, apareció un cambio. Dios le dijo a Eva: “Tu deseo será para tu marido” Génesis 3:16. El texto solo afirma que ella debía
ser subordinada a su esposo. Eva no debía estar sujeta a los hombres, en
general, pues el texto solo se ocupa de la economía familiar. No tiene que ver
con las relaciones de género en general. Elena G. de White nota, sin embargo,
que “si los principios prescritos por la ley de Dios hubieran sido apreciados
por la humanidad caída, esta sentencia, aunque era consecuencia del pecado,
hubiera resultado en bendición para ellos; pero el abuso de parte del hombre de
la supremacía que se le dio, a menudo ha hecho muy amarga la suerte de la mujer
y ha convertido su vida en una carga” (HAd 100). ¿Qué significa entonces este
versículo que trata de la subordinación?
Pablo toma el
orden de la creación y lo elabora sobre el ideal posterior a la Caída para el
matrimonio en Efesios 5:21-22.
5:21 Someteos unos a otros en el
temor de Dios. 5:22 Las casadas
estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así
como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
Primero nos
llama a practicar la sumisión mutua (vers. 21) –“sométanse
unos a otros, por reverencia a Cristo” (NVI)–, pero el esposo y la esposa se
someterán de modos distintos. El versículo 22 sigue el pensamiento de Pablo, y
literalmente dice: “Esposas,
sométanse a sus propios esposos como al Señor”
(NVI). Pablo se
dirige directamente a las esposas, como lo hace en Colosenses 3:18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor, donde amonesta además que la esposa
debe determinar cuándo la sumisión es apropiada. Al dirigirse directamente a la
esposa Pablo llama a una sumisión voluntaria de la esposa como a una igual y no
a la subordinación involuntaria de una persona inferior. Pablo nunca llama a
los esposos a supervisar a sus esposas a la sumisión. Si este es el caso, ¿cómo
se sometería el esposo a su esposa?
Pablo explica
esto en Efesios 5:25 al 29 5:25
Maridos, amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 5:26 para santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra, 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 5:28
Así también los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 5:29
Porque nadie aborreció jamás a su propia
carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. El esposo no está llamado a gobernar
a su esposa sino a amarla como Cristo ama a la iglesia. Cristo ama a la iglesia
con un amor que se sacrifica y se entrega a sí mismo. En lugar de usar su
divinidad para dominar con su autoridad sobre la iglesia, él “se despojó [lit.
“se hizo nada”] a sí mismo, tomando forma de siervo” Filipenses 2:5-7 2:5 Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 2:6 el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres.
Para Pablo, Filipenses 2 es un código de ética para la conducta cristiana. En
el matrimonio, entonces, como Cristo se vació a sí mismo de sus derechos y
privilegios divinos para servirnos con sacrificio propio, así el esposo es
llamado a hacer lo mismo por su esposa. Las necesidades y el bienestar de ella
deberían ser más importantes para él que sus propios privilegios y
conveniencias.
¡Esta es la
clase de esposo a quien la esposa se puede someter con seguridad! El ideal de
Dios es que ambos se sometan el uno al otro pero en formas diferentes. Cuando
se practican adecuadamente, esta ordenanza posterior a la Caída, hará que el
matrimonio sea una bendición para ambos.
Considera: Dios nunca tuvo la intención de que
los esposos ejerzan un poder egoísta y tiránico el uno sobre el otro, aun
después de la Caída. ¿En qué forma tu poder personal refleja el ejemplo de
Cristo en Filipenses 2?
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