30 noviembre 2012

ACEPTAR A JESÚS COMO SEÑOR




Lucas 6:46 “¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?”

En el tiempo de  los apóstoles, no era nada fácil llamar a Jesús “Señor”, mucho menos “Señor de Señores”, pues el emperador era el único que tenía la potestad de llevar ese título, y no aceptaba que los súbditos de su imperio llamasen a otra persona Señor. Los que aceptaban a Jesús como su Señor eran perseguidos, encarcelados y hasta asesinados cruelmente en los circos. A pesar de esto, hubo cristianos fieles que continuaron adorando a Jesucristo y enseñando sus doctrinas por donde iban.
Actualmente la situación no es la misma; nadie es encarcelado, ni amenazado por reconocer a Jesús como su Señor. Pero el diablo como siempre continúa usando estrategias en contra de ese reconocimiento que le dan a Jesús, hoy en día ha hecho que la profesión de la Fé en las personas sea solo teórica.
Miles se reúnen en estadios para escuchar las campañas evangelistas, alaban a Jesús en ese recinto, pero y después ¿Cuántos que le dicen mi Señor, le obedecen?
Aceptar a Jesús como Señor es aceptar ser su siervo, es aceptar que el es nuestro soberano, que lo que nos aconseja y promete en su Santa Palabra, en la Biblia, está por encima de todo, de mis creencias, costumbres o gustos. En otras palabras toda mi humanidad debe caer postrada a los pies de Cristo y humildemente, sometido totalmente, debo aceptar sus enseñanzas, sus doctrinas. Ya no debe contar lo que a mí parece o creo, sino lo que dice la Palabra de Dios, si cuestionamientos: eso es aceptar a Jesús como mi Señor.
Entonces debo preguntarme: ¿Hasta qué punto Jesús es el Señor de mi vida? ¿Qué días Jesús es mi Señor? ¿En qué momentos es dueño de mi vida? O sea ¿Hasta dónde o cuándo estoy dispuesto a serle fiel? Hoy Jesús no me pide que muera por él, lo que pide ahora es todo lo contrario es que vivas por él; en medio de la cultura moderna, pero sin contagiarte de ella, más bien rescatando personas y trayéndolas a sus pies.
La única seguridad de que andas en los caminos de Dios y que tu Fé es práctica y no teórica, es conociendo su Palabra y obedeciendo sus enseñanzas. Ser cristiano es ser un seguidor de Cristo y un siervo fiel a sus enseñanzas y promesas.

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