09 mayo 2012

SER MISERICORDIOSO



En Mateo 18. 23 – 35 y Lucas 10. 25 – 37, 10:25 Lucas nos dice:
Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?  Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.  Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo."


Jesús nos habla de la actitud que se debe tener para con los demás y estos en necesidad apremiante, inclusive. Nos enseña a tener misericordia para con los demás. Si somos miembros del Reino de los Cielos esta actitud nos importa. ¿A quiénes debemos aplicar la misericordia? A Todos. Para empezar ni siquiera la aplicamos en la casa. Yo tengo misericordia para con los de mi casa, aunque ellos no la tengan conmigo. La Escritura no me condiciona de esa manera. Mi deber como cristiano es mostrar misericordia, independientemente si la aplicamos conmigo o no. Debemos tener hambre y sed de aplicar la misericordia a los demás, como me gustaría que la aplicaran conmigo.

¡Qué feliz es el hombre capaz de adentrarse en los demás y sentir como ellos, ver con sus ojos, pensar sus pensamientos, porque quien puede identificarse de este modo con los otros encontrará que los otros harán lo mismo con él y sabrá que eso mismo es lo que Dios ha hecho por él en Jesucristo!

En conclusión
1. ¿Cuántas personas están sufriendo a tu alrededor? Si tú hubieras mostrado misericordia con ellas, tal vez su dolor se hubiera acabado hace ya mucho tiempo.
2. Un Presidente, un rey, un Gerente, un esposo-a, hijo-a; compasivos, misericordiosos, lo que Dios quiere que realmente seamos.
3. Tener misericordia es aplicar el perdón, aplicar el amor a los demás.
4. Hoy es el día para perdonar. Tal vez tengas rencor con alguien a quien amas.
5. Trae a tu mente a todas aquellas personas que te han hecho daño y a los que tú les haz hecho daño también. Perdónalos en el nombre del Señor Jesús. Desata ese amor, esa misericordia para con los demás y sé libre y hazlos a ellos.

Recuerda
Santiago 2:12 dice:
Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. 

Dios te bendiga.

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