"Mejor es el pobre que camina en
integridad, Que el de perversos labios y fatuo. El alma sin ciencia no es buena, Y aquel que se
apresura con los pies, peca. La
insensatez del hombre tuerce su camino, Y luego contra Jehová se irrita su
corazón. Las riquezas traen muchos amigos; Mas el pobre es apartado de su
amigo. El testigo falso no quedará sin castigo, Y el que habla mentiras no
escapará."
Proverbios 19:1-5
Un rey necesitó designar un nuevo
ministro para el cargo más alto dsu reino. Para ello, organizó un concurso
especial acerca de la mentira: quién podría pronunciar la mentira más grande.
Todos sus ministros se inscribieron, y cada uno fue y dijo su mentira más
grande. Pero el rey no estuvo satisfecho; sus mentiras parecían pobres. El rey,
entonces, preguntó a su consejero más confiable:
–¿Por qué no te presentaste al concurso?
–Majestad, lamento haberlo defraudado, pero no
puedo inscribirme en ese concurso –contestó el consejero.
-¿Por qué no? –preguntó el rey.
-Porque nunca miento –respondió el consejero.
El rey decidió designarlo a él para el cargo.
Como pecadores, mentir es para nosotros
más fácil de lo que pensamos; por ello, cuán cuidadosos debemos ser con
nuestras palabras. Somos llamados a ser verdaderos siempre, asi perdamos, pase lo que pase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario